La papaya, variedad Cotove
Durante casi dos décadas, el investigador Carlos Reyes Sequeda adelantó estudios científicos en busca de una nueva variedad de papaya, que pudiera brindar más beneficios que las existentes en el mercado. Santa Fe de Antioquia había sido uno de los municipios en los cuales se cultivaba la papaya, pero, por causa de una enfermedad de la planta llamada virosis, la producción se vio seriamente afectada hasta casi eliminar el cultivo de este árbol frutal. “La virosis afecta sustancialmente el período de producción de la planta. Un árbol sano puede producir hasta los cinco años, mientras un árbol infectado reduce su producción a 12 y 18 meses.”
Con el objetivo de desarrollar una nueva variedad, el agrónomo Reyes Sequeda adelantó “estudios con materiales criollos que reunieran ciertas condiciones necesarias, tanto de tolerancia como de calidad de fruto. Se hicieron cruzamientos experimentales para ir descartando las posibilidades, dependiendo de las características agronómicas y la tolerancia a la virosis de las diferentes frutas”.
Estos estudios dieron sus resultados en el año 1994, cuando con éxito se logró obtener una nueva variedad de papaya a la que denominaron U.N Cotove. “Entre las ventajas de esta variedad se resalta su mayor producción debido a la tolerancia a la virosis. Esta variedad tiene una producción más amplia, pues es posible obtener más de 50 toneladas por hectárea frente a la producción de las otras variedades que alcanzan las 40 y 50 toneladas por hectárea”. Con esta nueva variedad se ha llevado a cabo ensayos experimentales, los cuales han dado como resultado producciones que superan las 100 toneladas por hectárea en algunas zonas del país.
Carlos Reyes Sequeda ha contribuido satisfactoriamente al mejoramiento de la producción de la papaya en la región antioqueña, lo que ha dado como resultado, además de una buena fruta, estabilidad económica para las familias cultivadoras; por consiguiente, ha hecho un gran aporte para elevar la calidad de vida de muchas personas. El resultado de su ardua investigación lo hizo merecedor en 1999 del premio “Germán Saldarriaga del Valle” y de un aporte en dineros por valor de 40 millones de pesos para ser invertidos libremente.