Margarita Inés Yepes Jiménez
Por: Natalia González Salazar
Al pensar en la doctora Margarita Inés Yepes Jiménez, me es inevitable referirme a Platón cuando explica la justicia como armonía social. En su obra “La República”, él propone que los individuos más justos y sabios de la comunidad, es decir, los filósofos, se transformen en sus gobernantes y es la justicia el principio mismo, lo único de donde brotan tres virtudes que son esenciales para gobernar: la prudencia, la templanza y la valentía.
La prudencia es ser acertado en las deliberaciones, la templanza es ser “dueño de uno mismo” y la valentía es el perfecto cumplimiento de la ley; son estas virtudes las que residen en esta jueza superior de aduanas, que logró ejercer su profesión de abogada en un país en el que luchar en contra de los delitos ha sido para algunos pena de muerte.
La lucha incansable por la justicia, el amor a su profesión, su ética y su temperamento incorruptible la hicieron merecedora del premio “Germán Saldarriaga del Valle” entregado el 18 de septiembre de 1975 por la Corporación de Fomento Cívico y Cultural, que consideró a Margarita Inés Yepes como una persona coherente, una jueza que cumplió con la legalidad, una jueza que les asestó duros golpes a los delincuentes y sin miedo sacó a la luz todo tema de corrupción y deslealtad.
En una solemne ceremonia en el Salón Dorado del Club Unión de Medellín, se le hizo entrega del importante galardón y de la suma de cien mil pesos. A la reunión asistieron el Gobernador de Antioquia, doctor Óscar Montoya Montoya, el Alcalde de Medellín, doctor Víctor Cárdenas Jaramillo, los comandantes de la IV Brigada y la Policía Nacional, Departamento Antioquia, representantes de la Curia Arzobispal, delegados del poder judicial y familiares de la agasajada.