Horacio Longas Matiz
(Medellín 1898 – Medellín 1982)
Por: Jairo Andrés Campuzano Hoyos
Horacio Longas Matiz
Para la sexta entrega de los premios “Germán Saldarriaga del Valle”, la Corporación de Fomento Cívico y Cultural quiso reconocer la labor de uno o más colombianos destacados en los campos artístico y cultural. Para tal efecto, el 30 de mayo de 1974 fueron designados como jurados los doctores John Arango Osorio y Javier Toro Martínez (segundo rector de EAFIT, entre 1960 y 1961), quienes, tras el estudio de las hojas de vida de los candidatos, eligieron a los antioqueños Carlos Vieco Ortiz y Horacio Longas Matiz como merecedores del premio, “dada su calidad artística, su influencia en el mundo que vivimos, y al deber de enaltecer la conducta y virtudes estéticas de los dos mencionados artistas, que por más de 50 años han estado vinculados al progreso cultural del pueblo, el primero como insigne músico, cuyas creaciones tienen hondo sentido popular, y el segundo, como pintor, arquitecto y escultor de gran valía.”
En efecto, ese pintor, arquitecto y escultor de gran valía contaba en ese momento 76 años de edad, la mayor parte de ellos dedicados a la creación artística. Para entonces el maestro Horacio Longas había alcanzado tal grado de significación que, con motivo de una reciente exposición de sus obras pictóricas en el Club Campestre de Medellín, el médico, historiador, periodista y aficionado a la pintura, Luis Alfonso Ramírez Gómez, no dudó en emplear las siguientes palabras para referirse asertivamente a las características esenciales del admirado artista:
Lo que hicieron con su pluma Tomás Carrasquilla, Pacho Rendón, Efe Gómez, Ñito Restrepo y el no sabemos por qué un poco olvidado Benigno A. Gutiérrez, lo hace el maestro Horacio Longas en su pincel. Toda Antioquia está aquí en las pinturas de Longas. La del paisaje grisáceo de tierra fría y del dorado calcinante de la caliente. La Antioquia que llora y la que reza. La del trabajo y la de la modorra. La que hace patria creando empresas y la esquilmada por el pulpo centralista. La que grita pidiendo justicia y la de la inútil espera. La de las madres puras y la de los amores castos. Toda Antioquia de nuestros amores está aquí.