Poeta de la raza
Este poeta nació en el municipio de Santa Fe de Antioquia en 1917, hijo de Félix Robledo Villa y María Ortiz Villa. Entre sus ancestros maternos se encuentran dos reconocidos empresarios de finales del siglo XIX en Medellín: don Rudesindo Echavarría Isaza y don Vicente B. Villa Vásquez, y por vía paterna desciende del empresario Bernabé Ortiz Cárdenas. Como se observa, Jorge Robledo hacía parte de una de las familias más reconocidas de Antioquia.
Hizo sus primeras letras en Santa Fe de Antioquia; luego viajó a Medellín, en donde realizó algunos estudios de Ingeniería y Periodismo para posteriormente trasladarse a España para estudiar Humanidades.
Toda su vida estuvo ligado a las letras; publicó su primer libro en 1952, al que tituló “Dinastía”; once años más tarde publicó “Poemas”. Su tercer libro lo llamó “Barro de arriería – Antología” (1964). Posteriormente, “Poesías completas” (1971); “Con agua del tinajero” (1975); “Cuento de mar y otros poemas” (1980); “Poemas” (1984); “La niña María” (1984); “Mi antología” (1984) y “Poemas” (1990). Algunas de sus más populares poesías son “Egoísmo de amor,” “Espera,” “Maternidad y podría decirse que la más recordada de todas es “Siquiera se murieron los abuelos”:
[…] Hubo una Antioquia de himnos verticales,
De azadas y clarines.
Un pueblo que veía en las estrellas
Dorados espolines,
Y le rezaba a Dios, mientras la luna
Templaba la nostalgia de los tiples.
Siquiera se murieron los abuelos
Con esa muerte elemental y simple
En 1964, mientras desempeñaba el cargo de embajador de Colombia en Nicaragua, contrajo matrimonio con la señorita Rosario Delgado, con quien tuvo 8 hijos. La embajada no fue su único cargo público puesto que también ocupó cargos en los ministerios de Educación y Relaciones Exteriores, desde los cuales exaltó la región antioqueña.
Otro de los grandes aportes realizados por el maestro Robledo fue la composición de himnos departamentales como el del Quindío y municipales como los de Santa Fe de Antioquia, Ciudad Bolívar, Guarne, Remedios, Alejandría, Copacabana, La Estrella, La Dorada (Caldas) y Quimbaya (Quindío). También se desempeñó como redactor de algunos diarios y participó en innumerables ediciones de revistas literarias.
El año de 1984 fue muy productivo para Robledo Ortiz, pues, además de publicar tres libros de poemas, recibió un sentido homenaje de parte de la corporación “Antioquia Solidaria”, por su vida consagrada a la poesía.
Seis años más tarde, en 1990, el poeta de la raza dejó de existir; su muerte dejó un gran vacío en la sociedad antioqueña, difícil de llenar. Consciente de su ausencia, en septiembre de 1990 la Academia Antioqueña de Historia, rindió un homenaje póstumo al maestro Robledo, con un reconocimiento a su obra poética y a sus grandes aportes a la cultura antioqueña. Días después, el Concejo de Medellín y la Asamblea de Antioquia también le rindieron sendos homenajes; del primero de los casos se destaca esta nota:
En un discurso sentido y lleno de remembranza poética y filigrana textual, el presidente del Concejo de Medellín, Hernán Cadavid Gónima, lo recordó como ese otro poeta grande y cantor de la lírica antioqueña. Como el vate del amor y de la raza, que con sus versos y poemas siempre nos hizo encontrar esos evocadores recuerdos de grandeza que nacen en el alma y en el amor[…]. Su discurso recordó al hijo de Santa Fe de Antioquia y a ese “poeta de la raza”, que en vida, durante sus 73 años de existencia, se sobró tanto en distinciones y triunfos como en la mayor de sus virtudes, la humildad.