En la universidad o fuera de ella. Hay que investigar
Antes de finalizar la década de 1960, cuando el médico William Rojas era coordinador de Medicina Interna, los doctores Hernán Vélez A., Jaime Borrero R. y Jorge Restrepo M. resolvieron hacer un libro de Medicina al que titularon “Fundamentos de Medicina Interna”, libro que por su éxito generó la necesidad de repetidas reimpresiones. Algún tiempo después, el doctor Rojas promovió una actualización del mismo libro, con el compromiso entre los autores de que las utilidades que en adelante diera su venta fueran para la CIB. Ése fue el germen del Fondo Editorial de la CIB y el origen de los recursos para las contrapartidas con Colciencias. El Fondo Editorial es ampliamente reconocido en la actualidad; tiene más de 50 títulos que se venden en todo el territorio colombiano y, gracias a la positiva valoración que sobre sus textos hizo la Oficina Panamericana de la Salud, se venden en otros 17 países de América Latina.
Entre los años 1975 y 1976, las convulsiones políticas en la Universidad de Antioquia suscitaron diferentes circunstancias que condujeron al rechazo de la CIB por parte de ese centro educativo, lo que derivó en su subsecuente y definitivo retiro. Por iguales circunstancias, al poco tiempo todos sus miembros experimentaron la misma suerte en el Alma Máter. Dentro del grupo de profesores estaban el exrector William Rojas Montoya, Emilio Bojanini Nize, Ángela Restrepo Moreno, Fernando Toro Mejía, Hernán Vélez Atehortúa, Marcos Restrepo Isaza y Fabiola Montoya de Restrepo, entre otros.
Luego de sobrepasar algunas dificultades y de la consecuente añoranza que provocada la lejanía de las aulas universitarias, en 1978 el primer presidente de su junta directiva, el reconocido empresario José Gutiérrez Gómez, hizo posible que el Hospital Pablo Tobón Uribe les alquilara un espacio en el que pudieran establecer un laboratorio de diagnóstico, acontecimiento que marcó la historia de la corporación durante las dos décadas consecutivas. Durante ese tiempo, y por sus servicios y publicaciones, la CIB comenzó a ganar reconocimiento en un país en el que todavía se investigaba poco. Inclusive los investigadores de la corporación llegaron a contar más artículos publicados en revistas indexadas que las mismas universidades de Antioquia y Nacional.
Para 1993 la CIB ya contaba, además del laboratorio, con diferentes secciones de investigación en Micología, Biología Molecular, Bacteriología, malaria, control biológico, Inmunología, Farmacología y Virología. En 1994, por iniciativa de Gilberto Echeverri Mejía y otros miembros de la junta directiva, se comenzó a gestionar la compra de un terreno destinado a que la CIB erigiera su propia sede, pues el proceso de expansión de la Corporación comenzó a dejar estrecho el espacio que tenían a su disposición en el Hospital Pablo Tobón Uribe. De ocupar un pequeño espacio de 39 metros cuadrados cuando comenzaron, en 1978, ya ocupaban casi la totalidad de una de las alas del octavo piso del edificio, de cerca de 600 metros cuadrados.
El compromiso de todos los miembros de la junta en aquel empeño fue indeclinable, hasta el punto de lograr que diferentes empresas antioqueñas unieran esfuerzos para sacar adelante el proyecto. En manifestación de ello, en una carta suscrita por William Rojas Montoya y John Uribe Botero, director científico y presidente de la junta directiva del CIB, el 12 de agosto de 1994 elevaron las siguientes palabras de agradecimiento al doctor Juan Gonzalo Restrepo Londoño, uno de los miembros de la junta de la Corporación:
Apreciado Dr. Juan Gonzalo:
Debes estar muy orgulloso de la magnífica labor que lograste cumplir, en compañía del Dr. Gilberto Londoño M., motivando en forma tan especial al Dr. Nicanor Restrepo Santamaría para que coordinara el distinguido grupo de empresarios de la ciudad, que nos acompañó en la mañana de ayer.
Como muy bien lo dijiste tú, ayer cambió fundamentalmente el futuro de la CIB. Se matricularon en ella las empresas más importantes de Medellín. Tu elocuencia en la reunión inicial con el Dr. Nicanor Restrepo vendió la idea en los términos más claros y precisos. El Dr. Nicanor captó el mensaje de nuestras necesidades y la importancia de no comprometer el desarrollo de los programas de investigación y supo crear en los asistentes un gran interés en buscar soluciones que permitan el pago de la deuda originada en la construcción de la sede propia en la forma más adecuada posible. La CIB se siente orgullosa de tener en su junta directiva a una persona que ha sido capaz de motivar en su favor el grupo más distinguido de empresarios de Antioquia.
Para 1995 la CIB ya tenía sede propia. Un edificio de 3.800 metros cuadrados, con cuatro pisos, en el que en 2009 se alojan siete laboratorios, un insectario, un bioterio y las instalaciones para esterilización y preparación de medios de cultivo y reactivos. De igual manera, allí se encuentran la sede administrativa, la biblioteca “Gilberto Echeverri Mejía” y el Fondo Editorial, que actualmente es un centro de divulgación académica y científica así como una importante fuente de recursos para el cofinanciamiento de las investigaciones que en muchas ocasiones ha patrocinado Colciencias.
A un año del aniversario número 40, la organización de la CIB se entiende a la luz de tres áreas claramente definidas, cada una de ellas con sus respectivas unidades de investigación, actividades de extensión para la última de ellas:
- Salud:
Bacteriología y micobacterias
Micología médica y experimental
Biología Celular e Inmunogenética
- Biotecnología
Biotecnología vegetal
Biotecnología y control biológico
Biodiversidad
- Actividad comercial
Fondo Editorial
Servicios diagnósticos
Servicios de biodiversidad
Otros
Para el desarrollo de sus actividades y el avance de las diversas unidades o grupos de investigación, la CIB trabaja en asocio con algunas de las más importantes universidades del país como las siguientes: Universidad de Antioquia, Nacional (sede Medellín), Pontificia Bolivariana y del Rosario. De igual manera, ha contado con el apoyo de numerosas empresas del sector privado, entre las cuales se cuentan Suramericana de Seguros, Argos, Corfinsura, Bancolombia, Compañía Nacional de Chocolates y Grupo Corona, entre otras.
Gracias a los convenios desarrollados con los diferentes centros de educación superior y el empresariado colombiano, la CIB también contribuye a la formación de no pocos investigadores. Desde que se inició el laboratorio de diagnóstico, en 1978, por la CIB han pasado estudiantes que con su impulso han logrado conseguir becas para hacer estudios de especialización, maestría y doctorado en el exterior. Para 2007 ya la lista congregaba a 36 especialistas, 26 Magisters, 34 Ph. D. graduados y 15 candidatos a Ph. D. “Quizás ésa es la historia más linda de la Corporación”, dice la doctora Ángela Restrepo cuando, con la humildad que la caracteriza, recuerda cómo aquellos jóvenes que algún llegaron a la CIB en calidad de estudiantes de pregrado, ahora hacen gala de su formación de postgrado en diferentes procesos de investigación, nuevas líneas de investigación, publicaciones en revistas de gran impacto, y todos los demás servicios que pueden ofrecer en beneficio de la sociedad.
No en vano la Corporación para Investigaciones Biológicas ha sido merecedora, directa e indirectamente, del premio “Germán Saldarriaga del Valle” en tres oportunidades. El primero de los galardones lo recibió a título personal el doctor William Rojas, como distinción honorífica, el 25 de septiembre de 1986; el segundo fue entregado a nombre de la doctora Ángela Restrepo, el 27 de septiembre de 1990; y el último, recibido por el doctor Emilio Bojanini en representación de la institución, el 29 de septiembre de 1994. En una nota publicada en el periódico El Colombiano, algunos días antes de la entrega del premio, se resumió acertadamente el significado de la CIB:
La Corporación de Investigaciones Biológicas, CIB, funciona en el octavo piso del Hospital Pablo Tobón Uribe y actualmente adelanta los trabajos de su propia sede.
Está dirigida por gente muy importante como el doctor William Rojas; el doctor Emilio Bojanini, profesor de Patología en la Facultad de Medicina, y la doctora Ángela Restrepo Moreno, catalogada entre los 10 sabios de Colombia, según el Consejo que formó el expresidente Gaviria hace dos años, en el cual es la única mujer.
Este importante trío se dedica a adelantar investigaciones en diversos campos de la ciencia y la salud.
Entre otras distinciones, el pasado 7 de Julio de 2009 recibió el Certificado Internacional en Gestión de Calidad, lo que muy seguramente le permitirá a la Corporación seguir expandiéndose nacional e internacionalmente y estrechar las relaciones con el sector productivo, con el fin de fortalecer la innovación y la transferencia tecnológica y convertirse en un proyecto sostenible y eficiente, como es uno de sus objetivos fundamentales.