De un cuarto a un edificio
Cuando Anita Colorado llegó a trabajar al hospital de Betania, no existían las mejores condiciones para atender a los enfermos que llegaban día a día, pues era un viejo edificio de tapia y tejas de barro que muy rápidamente se deterioró; así lo contaba esta enfermera: “de los tres cuartos con que se contaba en un principio fue necesario clausura dos de ellos, porque se fueron cayendo en pedazos, siendo un peligro para el escaso personal y los pacientes. En el único cuarto que quedaba, dividido por mamparas, todos se acomodaban”
Anita compartía ese pequeño y único cuarto con la encargada de la cocina, los pacientes y, como si fuera poco, con una anciana inválida que, por su desamparo total, había sido adoptada prácticamente por el hospital. En este estado duraron hasta diciembre de 1950, año en el que se realizó la inauguración del nuevo edificio, local que estuvo en pie durante 30 años hasta que fue afectado por un terremoto que obligó a abandonar las instalaciones.
Fue así como de nuevo empezó la labor de Anita, la lucha constante por sus enfermos y por brindarles un lugar con condiciones óptimas para su recuperación; trabajó hasta el cansancio, tocó puertas y, unida con los betaneños, logró la construcción de un moderno hospital, que abrió sus puertas el 23 de junio de 1983.
Anita colaboró como enfermera con todos los médicos del hospital sin que ninguno de ellos tuviera la menor crítica a su labor; ella pasaba ronda por las camas, por los servicios de cirugía, consulta externa y odontología y por la farmacia y, a pesar de todos los años que trabajó en el hospital y del apoyo que recibía de sus directivos y de los habitantes del municipio, nunca se sintió su dueña.
Durante cuarenta años esta enfermera luchó por el bienestar de todo el que tocaba a su puerta. El 8 de mayo de 1981, Anita dejó el hospital pero sus afán por ayudar al prójimo no terminó ahí, puesto que desde su casa ella siguió atendiendo a los enfermos, aplicando inyecciones, curado heridas y midiendo la tensión arterial, todo en bien de su comunidad.
Doña Anita recibió varias condecoraciones como reconocimiento a su labor y dedicación para mantener en pie el hospital de Betania y como enfermera, por petición de los habitante de la localidad, se le hizo entrega de la medalla al mérito de la Sociedad de Mejoras Públicas de Betania; la “Estrella de Antioquia” también le fue concedida por el Gobernador de Antioquia, y la Corporación de Fomento Cívico y Cultural le reconoció su espíritu ciudadano en una ceremonia realizada el 28 de septiembre de 1978 en el Jardín Botánico de Medellín, haciéndole entrega de un diploma y de cincuenta mil pesos, con los cuales se buscó compensar a esa enfermera ejemplar, que atendía a los aquejados y brindaba consuelo a la gente humilde. “Para Betania, Ana Colorado Agudelo es más que una simple enfermera: es un símbolo de tenacidad y coraje”.