Una iniciativa local
Los habitantes de San Luis fueron convocados a una asamblea comunitaria en la plaza principal, durante la cual se discutió sobre la situación del municipio y el inminente cierre de la fábrica, que dejaría sin sustento a más de 350 familias. Luego de muchas discusiones se llegó a la conclusión de organizarse para intentar hablar tanto con los grupos insurgentes como con el estado.
Se reunieron y se conformó el Consejo de Conciliación de San Luis. Consistía en salir a conversar con los diferentes actores: guerrilla, paramilitares, ejército, gobierno; y decirles: “nosotros somos los que vivimos acá, lo que queremos saber es qué es lo que quiere cada uno, pero déjenos vivir también a nosotros, y hagamos unos compromisos”. Y comenzaron a reunirse con cada uno de los actores, y a escucharlos, cuáles eran sus pretensiones, por qué actuaban y cómo actuaban y por qué estaban actuando en San Luis. Por qué se estaban matando entre hermanos y destruyendo un pueblo. Se comenzó por establecer compromisos para respetar territorios y se resolvió que se repararían las torres.
De esta manera surge en 1996 la Corporación de Conciliación y Desarrollo Social del Municipio de San Luis, entidad sin ánimo de lucro, cuyo objetivo común era lograr obtener espacios mínimos de tranquilidad para la población, que permitieran acciones efectivas de desarrollo e inversión social, con el fin de superar la crisis social, económica y política de la comunidad. Esta iniciativa local recibió el apoyo de líderes comunales e institucionales, representantes del comercio y trabajadores de la empresa de cementos, que se convirtieron en voceros de la población. “Surgen dos comisiones o grupos de trabajo, uno para apoyar la movilización y a las familias de los trabajadores afectados con el cierre de la empresa y el otro, denominado comisión de acercamiento, para encargarse de la gestión e interlocución con los distintos agentes institucionales, las empresa y los actores armados”. El principal objetivo de este segundo grupo era buscar las condiciones propicias que permitieran disminuir el impacto de la guerra en la población civil y generar iniciativas para atender la problemática social y el alto índice de pobreza de la localidad.
Luego de los diálogos con los diferentes actores del conflicto, se obtuvieron algunos resultados, entre ellos: tranquilidad para la región, la reapertura de la fábrica, la reactivación económica y el derecho al trabajo. Podría decirse que una de las claves para el éxito fue el hecho de establecer unos principios claros desde su inicio, los cuales no se quedaron en el papel sino que fueron aplicados por todos sus integrantes: igualdad, consenso, autogestión, reconocimiento, aceptación de la diferencia, concertación y participación ciudadana.
Esta reacción positiva de los pobladores de San Luis fue aplaudida por muchos sectores del país, que reconocieron que cuando un pueblo se une puede lograr cosas que se creían imposibles; así, los sanluisianos son un claro ejemplo de que la unión hace la fuerza. Ellos no pusieron fin al conflicto, pero sí lograron que se les permitiera vivir en paz en medio de la guerra.
Por lo anterior, en 1998, la Corporación de Fomento Cívico y Cultural decidió otorgar el premio “Germán Saldarriaga del Valle” y 35 millones de pesos al Consejo de Conciliación y Desarrollo Social del Municipio de San Luis, resaltando el gran impacto de su original iniciativa y el alto grado de participación de los más diversos sectores de una comunidad, además del ejemplo que representa para todos los colombianos “soñadores de una sociedad mejor y más justa”.