“Nuestros niños son semilla hoy y fruto mañana”,
lema de la Providencia Social Cristiana
Con 41 años de existencia, la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Providencia Social Cristiana ha contado con la orientación de cuatro directoras, quienes lograron una importante consolidación y proyección futura de la obra. Entre 1968 y 1986, bajo la dirección de la madre María Josefina se establecieron los cimientos que dieron fortaleza y solidez a su obra, los cuales hicieron posible el establecimiento, en ese período, de 14 hogares para la protección del menor y una casa de formación. Pasados 17 años de infatigable trabajo en beneficio de los más necesitados, el 20 de diciembre de 1985 la Congregación recibió la aprobación como instituto de derecho diocesano, momento para el cual ya contaba con un grupo de 60 hermanas.
Llegado el año 1986, la Madre Amanda Idárraga A. asumió la dirección, encargo que desempeñó hasta 1991, año en que la madre fundadora se puso de nuevo al frente de la Congregación. A los 85 años de edad, la madre María Josefina entregó definitivamente la dirección a la madre Onelia Roldán M., quien la recibió en 1992. A partir de entonces la Providencia Social Cristina se dinamizó y fortaleció espiritual, intelectual y económicamente. Vale destacar que en los dos años de regencia de la hermana Onelia se lograron la aprobación pontificia de la Congregación (28 de abril de 1993), la afiliación a la familia dominicana (25 de agosto de 1994) y el otorgamiento del premio “Germán Saldarriaga del Valle” (28 de septiembre de 1995).
Para el período 2001 – 2011 se entregó la dirección a la madre Nancy Velásquez B., quien inició su servicio con el beneplácito de la madre fundadora, a quien el 5 de abril de 2007 le celebraron su centenario de nacimiento.
Al año siguiente de su nombramiento como madre superiora, la madre Nancy Velásquez, quien es natural de Roldanillo (Valle), ya contaba 700 niños bajo el cuidado de la Providencia Social Cristiana, algunos huérfanos y otros hijos de madres solteras. Según una nota especial publicada en el Periódico El Colombiano,
los menores llegan a las casas de la comunidad con muchos problemas, pero son muy inteligentes y despiertos. “Les inculcamos el amor a Dios, porque hoy la sociedad se ha olvidado de Él y por eso hemos llegado hasta donde estamos ahora. Si respetamos a la niñez podremos comenzar a trabajar por una Colombia nueva”, dice la superiora.
Hoy tienen 700 niños, muchos de ellos becados, gracias a donaciones de benefactores y de las mismas religiosas, en 27 obras diferentes en Medellín, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Bogotá, Pereira y El Espinal (Tolima) y en Tulcán y Riobamba, Ecuador.
Una de sus grandes satisfacciones es contar con exalumnos que ya son profesionales, como un futuro aviador, que la llamó a pedirle consejo y le dijo que ella sería la primera invitada a su grado.
La misión de La Congregación de las Hermanas Dominicas de la Providencia Social Cristiana ilustra claramente el espíritu de servicio que la impulsa a trabajar por el bienestar social y moral de todas las clases necesitadas, especialmente por el menor pobre. Para ello ofrecen educación integral, cimentada en la moral y en los valores humano-cristianos, “a partir de un proceso organizado y orientado pedagógica y metodológicamente fundamentado en el Evangelio, contemplando en cada menor marginado el misterio de Cristo Redentor, desechado por los suyos, pero convertido en piedra angular del templo santo que se constituye en él”. Con ello, las hermanas se ponen al servicio de los menores, con la firme intención de ayudarles a descubrir sus capacidades y asimilar los valores fundamentales de la vida, de modo que en el futuro sea un activo constructor de una sociedad mejor. De ahí se entienden los cuatro objetivos específicos declarados por la Congregación:
- Propender por todos los medios a su alcance al bienestar moral y social de las clases necesitadas, teniendo como mira principal la protección de la niñez pobre y desamparada.
- Acción social a través de visitas a los hogares, para remediar, en cuanto sea posible, las necesidades de orden moral y material de esas pobres gentes.
- Instauración de hogares para niños desamparados, de hogares juveniles, patronatos y residencias de obreras.
- Catequesis de niños y adultos a fin de formarlos en los sanos principios del dogma y la moral.
Con su misión y objetivos claramente definidos, la Providencia Social Cristiana ofrece diferentes servicios, entre los cuales se cuenta la visita a los hogares, guarderías para infantes, hogares para niños, hogares juveniles, patronatos, residencias de obreras (acción social), catequesis para niños y adultos, misión en campos y ciudades, pastoral social, infancia misionera, capacitación a la mujer en los campos espiritual, laboral y artesanal, y otra serie de actividades y servicios con los que se busca contribuir a la formación integral de las familias.
Los menores protegidos en los hogares de la Congregación oscilan entre los tres y los 16 años de edad, para las niñas, y hasta la edad de 12 años para los niños. Este servicio se presta de lunes a viernes, teniendo en cuenta algunos casos en que la atención es ininterrumpida como es para los que no tienen donde llegar los fines de semana ni en temporada de vacaciones. La formación intelectual la reciben en las escuelas y colegios públicos de la ciudad, aunque en algunos casos se ofrece en la misma institución en donde son protegidos, gracias a la labor de maestros, practicantes universitarios y voluntarios que colaboran en la atención y formación de los menores, supervisada por la Secretaría de Educación y las superioras de la Congregación.
La Congregación de la Providencia Social Cristiana financia sus obras gracias a la presencia y el trabajo de las hermanas de la Congregación y los laicos, a los aportes de los padres de familia, la Iglesia y a las donaciones en dinero y especie de entidades gubernamentales, privadas, personas naturales y ONG que saben de su sencilla y callada labor. Gracias a esos esfuerzos mancomunados, la Congregación puede hacer efectivos sus programas de protección, formación, alimentación y educación que ofrecen indistintamente a los niños, jóvenes, indigentes y desplazados de las zonas más vulnerables de las ciudades en que hacen presencia.
Durante estos años de servicio, Providencia Social Cristiana ha protegido más de 56 mil menores y a poco más de 10 mil adultos, a quienes se les ha calmado el hambre física, espiritual e intelectual en cuanto ha estado al alcance de la comunidad.