Asociación Medellín de Lucha contra el Cáncer (MEDICÁNCER)
(Medellín 1977)
Por: Jairo Andrés Campuzano Hoyos
Medicáncer
Por su sigla, la mayoría de personas piensa que Medicáncer es, por simple asociación, una institución dedicada a exclusivamente al tratamiento médico del cáncer. Pero la realidad es que la Asociación Medellín de Lucha contra el Cáncer, su nombre completo, es una institución privada sin ánimo de lucro, vinculada al sistema general de salud y adscrita a la Liga Colombiana de Lucha contra el Cáncer, que ofrece servicios de promoción, prevención, detección temprana y atención del cáncer, enfermedad que cada año arroja cifras alarmantes de decesos en todo el mundo. Colombia no es la excepción.
Con 32 años de servicio ininterrumpido, muchas son las vidas que ha salvado esta prestigiosa institución, bien porque hayan sido libradas del flagelo de esa enfermedad, bien por su ayuda en la prevención o detección temprana. Por esa labor, discreta, desinteresada y persistente, entre muchos otros reconocimientos fue merecedora en 2006 del premio “Germán Saldarriaga del Valle”.
El poder de la espadita
Tras el conocimiento de los múltiples padecimientos de los enfermos de cáncer, por desequilibrio emocional, escasez de medicamentos o falta de recursos para el tratamiento, un grupo de 33 filántropos de Medellín tomó la iniciativa de constituir una institución enfocada a brindarles diferentes ayudas. Motivados por un genuino sentido solidario, el 13 de mayo de 1977 constituyeron la Asociación Medellín de Lucha contra el Cáncer (Medicáncer). Seis meses después, el 25 de octubre, obtuvo la personería jurídica.
A partir de entonces, el propósito de la institución se concentró principalmente en beneficiar a las personas de bajos recursos económicos, dando prioridad a la donación de medicamentos oncológicos. Con el paso del tiempo, Medicáncer fue afinando sus herramientas de combate contra el cáncer; así, ofrece, en 2009, desde la asistencia a quienes lo padezcan hasta la investigación de la enfermedad misma, pasando por diferentes actividades de educación, apoyo psicológico, prevención, divulgación, diagnóstico, consultas especializadas, ostomías, aplicación de quimioterapia, manejo de heridas y laboratorio clínico. No en vano en la imagen institucional una espada salta a la vista. “La espadita”, como es conocida, es el símbolo de la lucha que a diario lleva a cabo la entidad para erradicar, desde múltiples frentes de acción, una enfermedad que puede prevenirse o tratarse, siempre y cuando sea detectada oportunamente.
Al poco tiempo de constituida la asociación, además de la donación de medicamentos que ya había iniciado, en junio de 1977 se propició el primer programa educativo con la conferencia “Avances en el tratamiento de linfomas y leucemias”, dictada por el doctor Santiago Pavlosky, un destacado oncohematólogo de nacionalidad argentina y reconocido prestigio mundial. Este fue el origen de una serie de cursos de actualización en cáncer que la institución programa con alguna regularidad, abiertos al público y a los que asisten la mayor parte de sus empleados.
Convencidos de la importancia que tenía conseguir el apoyo del sector privado, en julio de 1977 se realizó un almuerzo de beneficencia al que asistieron representantes de ocho de las más importantes empresas antioqueñas, con las que se recogió, en total, la no despreciable suma de un millón de pesos. Aquéllas fueron las primeras donaciones recibidas por Medicáncer y sus benefactores fueron: Cervecería Unión, Coltejer, Banco Industrial Colombiano, Suramericana de Seguros, Peldar, Corporación Financiera Nacional, Compañía Nacional Chocolates y Compañía Colombiana de Tabaco.
Con el ánimo de diversificar sus actividades para recaudar fondos, antes de finalizar 1977 se programó el primer torneo de golf, origen de lo que luego se institucionalizaría como “Juegos interclubes Medicáncer”, evento que se sigue realizando cada año. También, con el auspicio del teatro Pablo Tobón Uribe, la Fundación “Isolda Echavarría”, el Hotel Nutibara, Avianca, Caribú, Noel y la Fábrica de Licores de Antioquia, se presentaron al público cuatro funciones de las célebres obras teatrales “Vamos a contar mentiras”, del dramaturgo español Alfonso Paso Gil, y “Aprobado en castidad”, del argentino Luis Peñafiel. Aquellas obras también marcaron el inicio de una serie de actividades culturales y sociales que Medicáncer ofrece desde entonces en la ciudad.
En octubre del mismo año, prolífico por cierto, por iniciativa de la Junta Directiva se fundó el voluntariado de la institución, compuesto esencialmente por distinguidas damas de la ciudad.
Esos eventos y grupos humanos se constituyeron en las bases sobre las cuales Medicáncer ha podido desarrollar su objeto social durante 32 años. Además de una constante actualización en los adelantos científicos sobre la enfermedad, las diferentes donaciones y demás actividades como torneos deportivos, eventos culturales y otras formas de proyección a la sociedad le han permitido satisfacer buena parte de sus necesidades económicas. Gracias a eso han logrado empoderarse sobre la base de diferentes programas, con los cuales ya cubre diferentes sectores del área metropolitana y otros municipios de Antioquia.
En 1978 se compró el edificio donde todavía se encuentra ubicada la institución, sede a la que se han ido incorporando algunas casas colindantes. En 2009 ya cuenta con una infraestructura importante para desarrollar su programa de asistencia, en el que se ofrecen asesorías, apoyo y acompañamiento a los pacientes y a sus familias en las diferentes etapas de la enfermedad. De manera simultánea se llevan a cabo programas de educación, dentro y fuera de la institución, mediante diferentes actividades de promoción y prevención, con los cuales se pretende motivar la disminución de los factores de riesgo modificables, y la divulgación de diferentes métodos por los que se puede descubrir la enfermedad a tiempo.
La educación, poderosa herramienta para prevenir el cáncer
Cuando de cáncer se habla, y cualquiera sea su naturaleza, rara vez la gente tiene suficiente claridad del porqué aparece en el organismo. Lejos de ofrecer una explicación científica, debe ser al menos claro que para que ello suceda existen dos factores de riesgo, los no vulnerables y los vulnerables. Los primeros son de tipo genético, lo que los hace inmodificables; los segundos están directamente asociados con los hábitos personales, por lo cual son voluntariamente modificables. Conscientes de esa realidad, lo que los representantes de Medicáncer buscan es, además de la asistencia, desarrollar una intensa campaña educativa para generar conciencia sobre la importancia de modificar algunos hábitos que se constituyen en factores de riesgo. Muchos serían los ejemplos, pero valga mencionar que al menos algunos cánceres como los de pulmón, cuello uterino y estómago, están asociados a factores de riego modificables como lo son el consumo de sustancias químicas por combustión, algunas prácticas sexuales y diferentes hábitos alimenticios.
Entre muchas otros, en el año 2005 se inició el “proyecto de promoción en salud y prevención en el manejo de factores de riesgo asociados a la sexualidad segura, responsable y placentera para los grupos de jóvenes del municipio de Bello”, programa con el que se buscaba generar conciencia de las diferentes enfermedades que podían adquirirse por transmisión sexual, especialmente de los diferentes tipos de cáncer que por esa vía podían desarrollarse en los órganos de los aparatos reproductores masculino y femenino.
Dirigido por el psicólogo Jaime Londoño Echeverri, jefe de promoción y prevención de Medicáncer, el proyecto se llevó a cabo en seis colegios y algunos grupos juveniles del municipio de Bello. Uno de sus objetivos fue sensibilizar a los encargados de los planteles educativos para que prestaran mayor atención a los cursos de salud sexual y reproductiva, los cuales debían ser orientados por personas idóneas y con criterios comunes. Para tal efecto se efectuaron diferentes talleres para capacitar a grupos de profesores.
También se enfocó el trabajo a una población escolar que estuviera entre los 12 y los 18 años, con la que se efectuaron diversidad de talleres en los que se trabajaron temas alusivos a la importancia de tener un proyecto de vida, desarrollo de la autoestima y consolidación de valores, entre otros aspectos de reconocimiento y crecimiento personal. De igual manera se dictaron charlas más especializadas sobre anatomía, fisiología, virus del papiloma, embarazos a temprana edad, métodos de planificación y otros más.
Además del impacto directo que se pensaba conseguir, este proyecto buscaba fomentar la formación de “pares multiplicadores”, jóvenes que, luego de un proceso más intenso de capacitación, quedaran preparados para orientar a otros jóvenes, de modo que se creara una red que a largo plazo permitiera a la juventud de diferentes sectores vulnerables tener acceso a una oportuna y acertada orientación, así como a otros servicios de acompañamiento.
Por los resultados positivos, este proyecto llevó a la institución a ser merecedora del tercer lugar del premio “Germán Saldarriaga del Valle” en el año 2006, premio con lo que recibieron un estímulo adicional de 30 millones de pesos. Este premio, junto con los demás recursos que la institución recibe por diferentes medios, permite que Medicáncer ofrezca una ayuda completa a las personas enfermas de cáncer y con limitaciones económicas. Además de la asistencia propiamente dicha, a los pacientes se les ofrece alimentación y ayuda en metálico para los copagos, exámenes de laboratorio, pasajes y algunos implementos. También con frecuencia se regalan mercados a las familias, y se cubren los costos de las visitas domiciliarias y, entre otros, de las terapias ocupacionales que se llevan a cabo en las instalaciones de la institución con profesores que dictan clases de baile, teatro, manualidades y escritura, entre otras.
Al día de hoy, Medicáncer goza del reconocimiento nacional y sigue buscando alternativas de crecimiento y expansión de sus programas de asistencia, promoción y prevención, mediante cada vez mejores y variados instrumentos y estrategias para aquella dura lid: la lucha contra el cáncer.