En el seno de una familia con carisma social

Fruto de la unión entre doctor Antonio J. y doña Teresita, nació el 27 de febrero de 1963, en la ciudad de Manizales, Mónica Giraldo Mejía. Su padre fue un reconocido médico ginecobstetra, que impulsó en el país los estudios sobre cáncer de cuello uterino mediante la colposcopia y que ayudó a la detección oportuna de enfermedades en mujeres trabajadoras sexuales. Tan sólo durante cinco años respaldó y asesoró la gestión de su hija dentro de la Fundación “Pequeño Corazón”, pues en 1997, a los 82 años de edad, murió como consecuencia de una obstrucción intestinal.

Desde muy pequeña, Mónica Giraldo dio testimonio, cada tarde, del trabajo voluntario de su madre en la institución nacional “Cruzada Social”, una entidad de carácter privado que busca mejorar las condiciones de vida de personas con necesidades básicas insatisfechas a través de programas de capacitación, que les permiten optar por condiciones de vida más dignas y más productivas. Actualmente, doña Teresita Mejía continúa entregando su amor, su optimismo y su generosidad desde la presidencia de la institución.

La tradición familiar por aportar sus conocimientos y esfuerzos a obras de orden social continuó consolidándose en el año de 1995, cuando oficialmente nació la Fundación “Pequeño Corazón”, cuya fundadora es la médica pediatra Mónica, una de las hijas del matrimonio Giraldo Mejía.

La inspiración de “Pequeño Corazón”

En 1980, Mónica Giraldo culminó sus estudios de secundaria en el Colegio Santa Inés de Manizales e inició su formación profesional como médica cirujana en la Universidad de Caldas. Entre abril de 1988 y 1989 se desempeñó como médica rural, en el Hospital Felipe Suárez, ubicado en el municipio de Salamina, al norte del departamento de Caldas.

Su especialización en Pediatría la realizó igualmente en la Universidad de Caldas hasta 1992; en esta época, en la que trabajaba en el hospital infantil universitario de la Cruz Roja, y como ella misma lo expresa, empezó a conocer “la tragedia de la vida”.

Fueron muchas las historias de dolor que presenció de niños con cáncer, problemas de desnutrición e hidronefrosis y por los que luchó voluntariamente para que tuvieran un final feliz, pero un caso en especial le mostró el camino de lo que debería hacer.

Mientras recibía el turno de la noche, uno de sus compañeros le entregó el reporte médico de un pequeño recién nacido con una cardiopatía y le aseguró: “este niño se muere está noche porque no hay nada que hacer”. De inmediato, las condiciones de salud del menor y la situación económica de los jóvenes padres, provenientes de la zona rural de Manizales, tocaron el corazón de Mónica; sin dudarlo acudió a su familia para que juntos empezaran a obtener recursos para la atención del menor. Fue así, como tras un par de llamadas realizadas por su padre a algunos de sus colegas, y merced a los aportes desinteresados de algunos amigos y familiares, el menor fue trasladado a la ciudad de Bogotá para ser atendido. El niño sobrevivió a la intervención quirúrgica pero meses después murió a causa de una neumonía. Sin embargo, asegura Mónica Girado, “ese niño vino como un ángel a este mundo a soplarnos qué era lo que había que hacer”.

Tras el éxito en la gestión realizada para salvar la vida del recién nacido, Mónica entendió que su tarea consistía precisamente en entablar contacto con médicos cardiólogos de la región para ayudar a niños de escasos recursos con problemas de corazón, por medio del diagnóstico y la atención médica especializada. De esta manera, y durante dos años y medio, se posibilitó que se llevaran a cabo 380 ecocardiogramas y se brindara ayuda económica a las familias para cubrir los gastos en exámenes, alimentación y transporte. Adicionalmente, y gracias a los aportes económicos de sus familiares y amigos más cercanos, se hicieron las primeras doce intervenciones quirúrgicas.

El reconocimiento de la actividad de “Pequeño Corazón”, en cabeza de la pediatra Mónica Giraldo, se fue extendiendo a lo largo del Eje Cafetero, hecho que generó que el número de familias que acudían para recibir ayuda fuese cada vez mayor. Nació entonces, el 5 de octubre de 1995, con personería jurídica independiente, la Fundación “Pequeño Corazón” en la ciudad de Manizales.

El trabajo desde el Club Rotario de Manizales

En coherencia con su propósito de buscar recursos que permitieran la atención de niños con problemas cardiovasculares, y con su sensibilidad frente a las problemáticas sociales, en 1993 se hizo socia del Club Rotario de Manizales, del que ha sido la presidenta en dos oportunidades. Su actividad directiva dentro de la organización también se dio en la XXVI Conferencia Rotaria del Distrito 4280, realizada en mayo de 2000, en la que se desempeñó como Presidenta del Comité Ejecutivo.

A su influencia en el Club Rotario de Manizales se suman las estrechas relaciones que ha entablado con otros distritos internacionales, dadas su habilidad y su preferencia por las relaciones públicas, la gestión de recursos y la organización de eventos, que le permiten fortalecer lo hecho desde “Pequeño Corazón”. Así lo demostró en la convención mundial de Rotary Internacional de 1996, celebrada en Calgary, Canadá, durante la cual inició relaciones con Robert Donno, director de Gift of Life N. Y. Inc., organización rotaria de la ciudad de Nueva York.

En la actualidad, Mónica permanece vinculada al Club Rotario de su cuidad y es miembro del Comité de Proyectos de Servicio del Club, cuyos objetivos son: “desarrollar los programas de servicio, trabajar por el desarrollo humano, trabajar por el desarrollo y necesidades de la comunidad, la protección del medio ambiente y el recaudo de fondos”.

Reconocimientos a una labor de corazón

El quehacer social de Mónica Giraldo al trabajar por los niños de escasos recursos con problemas cardiovasculares recibió la ovación y el reconocimiento de los miembros de la Corporación de Fomento Cívico y Cultural, que le otorgó el premio “Germán Saldarriaga del Valle”, el 28 de septiembre de 2000; en la ceremonia le fueron entregados 40 millones de pesos, que se destinaron al fortalecimiento de la misión institucional de la fundación que representa, por medio de los programas de atención diagnóstica y apoyo para las cirugías de los niños atendidos.

Otros galardones han exaltado la labor de Mónica Giraldo en “Pequeño Corazón”. En 2004 se le otorgó la medalla “Mérito Cívico” de la Sociedad de Mejoras Públicas de Manizales; ese mismo año, y en el mes de noviembre, en la misma ciudad, recibió el primer puesto en el premio “Mujer Confamiliares”. Un año más tarde, en marzo de 2005, en la ciudad de Bogotá obtuvo mención honorífica por el segundo lugar en el premio “Cafam a la mujer”.

Gestión que ha traspasado fronteras

La búsqueda de recursos que permiten continuar con las intervenciones médicas de los niños ha sido una constante en la gestión de la fundadora de “Pequeño Corazón”. En los primeros años, la divulgación se dirigió principalmente a sus allegados, pero para 1996 la difusión se había extendió a tal punto que los primeros contactos con instituciones médicas en otras ciudades de Colombia, como la Clínica Shaio, eran una realidad. Durante estos 17 años de trabajo, las conexiones en este ámbito han sido numerosas; algunas de las instituciones con las que se han entablado alianzas son: Fundación Infantil “Santiago Corazón”, Ministerio de Salud y Fundación Cardioinfantil.

Los viajes de vacaciones de Mónica Giraldo se han convertido en el pretexto perfecto para entablar contactos internacionales en países como España, Estados Unidos, Italia, Canadá y Japón. Algunas de las instituciones que han estado vinculadas a esta iniciativa son: Rotary Fundation, Gift of Life, “Corazón a Corazón” y “Unidos por Colombia”.

En la actualidad, Mónica Giraldo dedica media parte de su tiempo a su trabajo profesional como pediatra en hospitales, clínicas y en su consultorio privado en Manizales, pues, como ella misma afirma: “A mí no me gusta la Cardiología; me gusta la labor social con la Cardiología”. El tiempo restante lo dedica a los procesos de planeación estratégica de la institución, evaluación y capacitación del talento humano y, por supuesto, a la consecución de recursos económicos que le permitan expandir permanentemente el trabajo hecho de corazón.

A propósito de su trabajo durante estos años, Mónica Giraldo apunta:

Todo ha sido posible gracias a Dios y a las oportunidades que él me ha dado en la vida; de igual manera a mi linda familia, a mis grandes y buenos amigos y amigas y definitivamente a la complicidad de un equipo de trabajo comprometido con los niños y niñas de Colombia enfermos del corazón, quienes son las razones de ser de esta Fundación; estos niños nos desvelan y nos hacen construir sueños con alas de oro,…….porque hoy, por diferentes circunstancias de la vida no tienen la atención en salud que necesitan, pero seguiremos trabajando para ofrecerles un mundo mejor, un futuro lleno de alegría, de colores y de vida.